Aoki Sanbo, el yamabushi. La Partida Mortal de Incienso
«—¡El libro! —gritó de nuevo Aoki.
El espíritu, ahora deforme y casi transparente, se le encaró a escasa distancia de su cara. Aoki permaneció quieto. No sabía qué podía hacerle aquella cosa, pero esperaba que el desconocido motivo por el que el Sojobo le había escogido para aquella misión sirviera para razonar con el espíritu. Todo eso, asumiendo que le quedara algo de lo que alguna vez le hizo persona.»